A juicio del joven empresario, el segmento inmobiliario turístico dinamiza el sector construcción y de bienes raíces, y permite al país recibir personas con poder adquisitivo de todo el mundo, lo que coadyuva al desarrollo de la zona donde se realizó la compra.
ara Emil Montás, un joven de 33 años que se dedica desde hace 14 al negocio inmobiliario, vender propiedades en los diferentes destinos turísticos del país es su gran pasión, y no se sonroja al decir “tengo el privilegio de que me paguen por hacer lo que más me gusta”.
“Nunca he sentido que estoy trabajando, -dice sonriente- no he sentido la pesadez ni el mal humor de un lunes por tener que ir a trabajar. Cuando estoy en un campo de golf jugando con unos clientes, estoy trabajando, y si estoy en una tumbona en la playa con una piña colada en la mano conversando con un posible comprador, también estoy trabajando;… trabajo si estoy pescando en un yate con alguien con quien hago negocios. Cómo no gustarme lo que hago, tengo el privilegio de trabajar donde otros vacacionan”.
Montás, que se graduó en mercadeo en la Pontificia Universidad Madre y Maestra, fundó la empresa Costa Destinations en el 2006, la cual se dedica en términos generales a la asesoría inmobiliaria.
Dice que los servicios que ofrece su empresa dependiendo del tipo de cliente, y citó como ejemplo a los promotores de proyectos, a los cuales les asiste en la selección del terreno apropiado, en el análisis y estudio de mercado y en el estudio de sensibilidad de precio. Además, puede ofrecerles asesorías en cuanto a documentación legal y en la estructuración del departamento de ventas, incluyendo el reclutamiento del personal y su entrenamiento.
Costa Destinations también está en capacidad de hacer estudios FODA, de identificación y análisis de mercados metas, de tendencias y preferencias y de competitividad, y además maneja planes de publicidad y promoción, ferias, lanzamientos, eventos de ventas, así como estructurar el marketing por Internet y páginas web.
Otro nicho de mercado para Emil Montás son los adquirentes o clientes finales, que pueden ser nacionales o extranjeros, a quienes luego de ayudarles a seleccionar la propiedad adecuada en una de las zonas turísticas del país, les ofrece las asesorías necesarios en lo legal, fiscal y de seguro, a través de un equipo de profesionales en las diferentes áreas.
Al cerrar la negociación, si el cliente lo requiere, la empresa puede ocuparse de la decoración de la nueva propiedad, para lo cual cuenta con la colaboración de profesionales del diseño de interiores y con paquetes de amueblamientos.
Finalmente, si el adquirente desea poner su vivienda en un programa de alquiler, a través del departamento de la empresa correspondiente, se le renta el inmueble permitiéndole al propietario percibir ingresos mientras no lo usa.
UN TRABAJO SATISFACTORIO
Emil Montás se dedica a los bienes raíces desde que tenía 19 años. Inició esta carrea de manera fortuita, cuando su madre Eridania Castillo, convaleciente de una operación quirúrgica, le pidió que la sustituyera por algunas semanas en Remax Metropolitana, donde laboraba como agente inmobiliaria.
“El negocio me gusta tanto que no pude imaginarme haciendo otra cosa en la vida, y además me percaté de que en esta profesión podría combinar todas mis pasiones: la arquitectura, el mercadeo y el servicio a la comunidad”.
Se declara un enamorado de la arquitectura, y de hecho llegó a inscribirse en la Facultad de Arquitectura de la UNPHU, pero a través de los bienes raíces ha podido trabajar de cerca con los arquitectos que diseñan los proyectos inmobiliarios que luego son colocados en el mercado a través de las gestiones de venta de su empresa.
Para Emil Montás el turismo inmobiliario es un apéndice del turismo tradicional, pero que permite un mayor compromiso fiscal de los clientes, porque son turistas con un mayor nivel económico, que dejan más beneficios al país
En cuanto al mercadeo, dice que ha podido desarrollar esta carrera porque es uno de los pilares en el negocio de las bienes raíces. “Soy un entusiasta del marketing, paso horas estudiando sobre las nuevas tendencias y estrategias para vender lo invendible y sobre todo para estar en capacidad de asumir nuevos retos”.
Estudió en el Colegio Dominicano de Lasalle, donde dice haberse formado no sólo académicamente sino cívica y religiosamente, por lo que se siente lasallista de corazón al poner en práctica su vocación de servicio cuando ayuda a una familia a adquirir una vivienda, porque para él tener un techo es derecho universal.
En el segmento turístico se inició específicamente en el 2005, cuando asumió el contrato exclusivo para vender el proyecto Cadaqués Caribe, ubicado en Bayahibe, La Romana. De ahí pasó a trabajar a Punta Cana, donde residió por cuatro años.
En la actualidad los horizontes se han ampliado, y Montás asegura que su empresa está en capacidad de trabajar todos los destinos inmobiliarios del país, para lo cual cuenta con oficinas en Santo Domingo y Punta Cana, y representantes en Samaná, Las Terrenas, Sosúa, Cabarete y La Romana.
EL TURISMO INMOBILIARIO
Para Emil Montás el turismo inmobiliario es un apéndice del turismo tradicional, pero que permite un mayor compromiso fiscal de los clientes, porque son turistas con un mayor nivel económico, que dejan más beneficios al país.
Explica que con la compra de una propiedad ingresa al país una mayor suma de dinero que la que se obtiene a través de una estadía bajo el sistema de todo incluido, porque un comprador paga impuestos al Estado por esta operación, amuebla la propiedad y requerirá de otros servicios, por lo que contribuye a la activación comercial, y si es un extranjero no residente, tendrá una carga fiscal mayor.
A su juicio, el segmento inmobiliario turístico dinamiza el sector construcción y de bienes raíces, y permite al país recibir personas con poder adquisitivo de todo el mundo, lo que coadyuva al desarrollo de la zona donde se realizó la compra.
El joven empresario expresa que este sector ha crecido mucho en los últimos años, y que cuando Casa de Campo abrió sus puertas hace 40 años, en los próximos 30 años avanzó muy poco el desarrollo turístico inmobiliario, y que sin embargo hoy los hoteles abundan en las ciudades turísticas, y no sólo están en las zonas de playa, éstos forman parte de las comunidades urbanísticas .
Como consecuencia de esto, añade, este año el monto total invertido en el turismo inmobiliario se aproximará a los 6,000 millones de dólares.
CUALIDADES DE UN AGENTE INMOBILIARIO
Emil Montás señala que para dedicarse al turismo inmobiliario es muy importante saber idiomas, por lo que recomienda el inglés como segunda lengua, y un tercer o cuarto idioma dependiendo de las nacionalidades de los clientes y las demandas que puedan tener los inventarios.
Asegura que una cualidad que no puede faltar en un agente inmobiliario que se dedica al área turística es la responsabilidad, porque un extranjero para hacer negocios toma en cuenta hasta la puntualidad en una cita.
Dice además que para ser un buen profesional en esta área se debe estar muy bien informado, ya que en la medida en que se manejan bien las informaciones, el cliente va despejando dudas, por eso consideró que es muy importante mantenerse actualizado, manejar datos estadísticos y conocer las leyes.
A su juicio, la asesoría de un agente inmobiliario es vital para un extranjero, porque siempre las leyes y los procedimientos serán diferentes a los de su país, por lo que recomienda estar siempre bien preparado.
Las especialidades en el sector inmobiliario son escasas, dice. “casi todos los agentes del país venden de todo, no se enfocan en algo puntual, y creemos fielmente que la eficiencia de un profesional está en la especialización”.
Señala que es por eso que son pocos los que se dedican a vender propiedades turísticas en exclusiva, pero que sí abundan agentes que se desarrollan en un sector determinado, como Casa de Campo, Bávaro o Puerto Plata, haciéndose especialistas en las ventas inmobiliarias de esas zonas, pero de todos modos, asegura, en este renglón casi todos son extranjeros, hay muy pocos dominicanos.
NUEVAS TECNOLOGÍAS, IMPRESCINDIBLES
Emil Montás está convencido de que en los actuales momentos las nuevas tecnologías de la comunicación son herramientas imprescindibles para realizar el tipo de labor que hace, hasta el punto de afirmar que no concibe su trabajo sin internet, sin su smart phone, su computadora y su tableta, porque para él son como las armas para una batalla, sobre todo porque la mayoría de sus clientes viven fuera del país y precisa de la tecnología para acortar distancias.
“Es por eso que cuando se observa una tarjeta de presentación nuestra vemos que posee informaciones que hace unos años eran impensables para este tipo de negocio, tales como nuestro usuario de Skype, perfil de Facebook, Twiter y Linkedin, así como la dirección de nuestro canal en Youtube y el BB pin, y claro que no debe nunca faltar la dirección de la pagina Web y del correo electrónico”, señala.