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Temas legales en medio de la crisis: no caigas en la trampa

Pasan las semanas y esta crisis provocada por el coronavirus se torna más preocupante, al contrario de lo que esperábamos, de los que nos anuncian las autoridades y los medios de comunicación. Hace apenas unos meses, cuando comenzamos a escuchar noticias de un virus mortal en China, creíamos que era algo ajeno a nosotros, un riesgo que estaba demasiado lejos.

Sin embargo, hoy América es el epicentro de la pandemia, con miles y miles de vidas apagadas por esta cruel enfermedad y una rutina patas arriba que cada vez se hace más difícil de llevar. Sin embargo, me conoces, sabes que soy un hombre optimista, que he superado otras crisis antes y, por eso, creo que hay que ver el vaso medio lleno, confiando en que pronto habrá buenas nuevas.

Pensábamos que era algo pasajero, anhelábamos que fuera así, pero la realidad nos demuestra lo contrario. Lo peor es que no sabemos cuándo terminará y eso nos produce no sólo temor, sino también una gran incertidumbre. Y, claro, en la medida en que esta situación crítica se mantenga, las actividades que eran normales hace solo unos meses seguirán en stand-by, en suspenso.

El problema es que cuanto más dure la emergencia, cuanto mayor sea el impacto de la crisis en las empresas y en la economía, mayor también es el riesgo de caer en alguna trampa. Y menciono este tema porque he tenido la oportunidad de conversar con algunos amigos que son dueños de empresas o que tenían contratadas a algunas personas y ahora no saben qué hacer con ellas.

Estas situaciones críticas que nos llevan al límite se caracterizan porque nos permiten ver la realidad sin caretas, sin velos. Por ejemplo, desde que esto comenzó en prácticamente toda Latinoamérica, y también en los Estados Unidos, se perdieron millones de puestos de trabajo en todos los sectores, en todos los niveles. La crisis nos golpeó a todos por igual, sin diferencias.

El Consejo de Emil

Sin embargo, los que más duro han sentido el impacto han sido, precisamente, los más necesitados. En esencia, los trabajadores informales, los independientes o autónomos, así como los que están ligados a alguna empresa, pero sin cumplir con los requisitos de ley y ahora están desprotegidos. Se trata de un tema muy complicado, que puede acarrear graves consecuencias.

Por eso, le pedí a mi buen amigo Paulino Duarte, un especialista en la materia, que nos diera claridad, que nos ayude a entender la situación y, sobre todo, que nos dé luz sobre las medidas que es necesario adoptar y los errores que debemos evitar. Paulino es presidente de Duarte & Tejada, una organización creada en 1985 que se dedica a la consultoría y asistencia legal a empresas. 

“Es cierto lo que tú dices, Emil. Por si no lo sabías, 95 de cada 100 empresas son pymes, pequeños y medianos negocios y, de ellos, al menos 55 son informales. ¿Qué significa ser informal? Que son compañías que no están registradas legalmente, que no pagan impuestos y que sus empleados no están registrados en la Tesorería de la Seguridad Social (TSS)”. ¿Entiendes la dimensión del problema?

La TSS fue creada a través de la Ley Núm. 87-01 del 9 de mayo de 2001 con el fin de regular y desarrollar los derechos y deberes recíprocos del Estado y de los ciudadanos en lo concerniente al financiamiento para la protección de la población contra los riesgos de vejez, discapacidad, cesantía por edad avanzada, sobrevivencia, enfermedad, maternidad, infancia y riesgos laborales.

Sin embargo, hoy son muchas las empresas, especialmente las pequeñas y medianas como decía Paulino, que no cumplen con la ley. “En el pasado, por ejemplo, se utilizaban las asociaciones de choferes que tenían, por ejemplo, un RNC (Registro Nacional de Contribuyentes) y cotizaban, pero reportando a los empleados como simples dependientes de otra persona, lo cual no es legal”, explica.

Las normas expedidas y los controles que realizan las autoridades, sin embargo, no son perfectos. Todavía son muchas las empresas que encuentran la forma de hacerlo mal. Pero, claro, y es lo que se ha visto en esta situación de emergencia, también tienen que asumir las consecuencias. “Lejos de proteger a mis empleados, así me convierto en un empresario irresponsable”, dice Paulino.

¿Por qué? Veamos el ejemplo que expone: “si cinco de mis empleadas dan a luz o se me enferman, tengo que asumir los costos: el parto, los gastos médicos, el internamiento, además de pagar 6 meses de licencia prenatal sin trabajar. Aunque no trabaje, tengo que pagarle. Además, por cada hijo que me nazca tengo que pagar, si ganan menos de 26.000 pesos, un 33% durante un año”.

Lo complicado es que esas personas, esos empresarios, creen que al no pagarle al Estado se ahorran un dinero, pero lo único que hacen en realidad es cocinar un grave problema a fuego lento. “No ahorras nada y, más bien, te pones en riesgo de que tus empleados se den cuenta de que no los habías inscrito en la TSS. Y no es que ellos deban exigirlo, porque es una obligación del empleador”.

Al escuchar a Paulino me surgió un interrogante: ¿es ilegal contar con un empleado sin cotizar? “No solo es ilegal, sino que si, por ejemplo, en las actuales circunstancias esos empleados se revelan, el empleador tiene que pagarles el 100 % del salario y no puede optar por una suspensión”. Eso significa que pierdes derecho a los beneficios que te brinda el Estado.

Ahora, hay otra práctica que todos sabemos que, lamentablemente, es muy común en nuestro país: la contratación de extranjeros ilegales. “Él no me puede demandar, porque no tiene papeles” es lo que piensan los empresarios. Sin embargo, no es tan sencillo: “La Ley 2/85 sobre migración te condena a 350.000 pesos de multa y hasta 100 salarios mínimos. Es un tema muy grave”, afirma.

Paulino, además, toca otro tema álgido: “si las autoridades hacen una redada y encuentran que en una empresa el número de trabajadores extranjeros supera la mano de obra dominicana por encima del 80/20 que dice la ley, también te sancionan”. A pesar de los riesgos, de las penalidades que se puedan causar, son muchas las empresas dominicanas que no cumplen con la ley.

En los últimos tiempos, por ejemplo, lo hemos visto con nuestros hermanos de Venezuela. Son muchos los que se aprovechan de su situación, de que necesita trabajar y cobra poco. “Lo que algunos no entienden es que no necesita cédula, no necesita un estatus legal migratorio para ir a demandar: esa persona tiene los mismos derechos que cualquiera, que un ciudadano legal”.

Y Paulino agrega: “si esa persona, si ese venezolano ilegal se quiebra una pierna o es una mujer que queda embarazada, el empresario tiene que correr con los gastos porque todos tenemos los mismos derechos y obligaciones según el artículo 728 del Código de Trabajo. Allí se establece que usted responde civil y solidariamente por cada uno de los riesgos de su empleado cuando no lo tiene inscrito”.

Es un tema complicado, sin duda. Y soy consciente de que muchos empresarios que conozco se niegan a aceptar esta realidad y después, cuando son sorprendidos por las autoridades, se escandalizan. Será, quizás, porque no han aprendido una de las lecciones más valiosas para un empresario: ser legal es más barato. Si cumples con la ley, evitas problemas y es ¡más barato!

Como sabes, soy un empresario desde hace muchos años y, por falta de conocimiento y mala asesoría, cometí graves errores que salieron muy costosos. Y no me refiero exclusivamente en términos de dinero, sino también en molestias, en dificultades con las autoridades y, algo que es muy importante hoy, en términos de credibilidad en el mercado. ¡Y con eso no se juega!

Por eso, aproveché esta enriquecedora charla con un experto en materia de prevención de conflictos laborales para hablar del tema específico de los agentes inmobiliarios. Esta, a pesar de los grandes avances de los últimos tiempos, sigue siendo una industria en la que abunda la informalidad o, peor aún, en la que algunas empresas se aprovechan para no cumplir lo estipulado.

¿Qué pasa con esos agentes que no tienen un ingreso fijo y cobran por comisión?, fue la pregunta que le formulé. “Con los agentes inmobiliarios habría que determinar dos temas: por un lado, están los que son promotores desde su oficina, que venden o transfieren propiedad, pero que no son empleados. ¿Por qué no? Porque no rinden horario, no se reportan a la compañía, no tienen asignaciones exclusivas”.

Y continúa: “Si yo soy un vendedor exclusivo de una constructora y me gano una comisión por cada cliente que reportó, ahí sí yo soy un empleado y tendría derecho a recibir el subsidio del Gobierno. Pero, ¿cuál sería mi salario? Lo primero es que tú determinas el salario que ganas cuando cobras por comisión, sumando el total de los salarios que te has ganado en el último año”.

“Por ejemplo, debes determinar cuánto ganaste de marzo de 2019 a marzo de 2020: ¿te ganaste tres millones de pesos? Divídelo entre los 12 meses del año y el resultado que me da (250.000 pesos), representa el salario promedio mensual. El problema es que el Gobierno no ha dicho cuál es el tope y estoy seguro de que tu tope va a exceder el salario mínimo que establecen para las Mypimes”.

Por último, abusando de la confianza y del vasto conocimiento de mi buen amigo Paulino Duarte, una inquietud muy común por estos días: ¿qué sucede con los empleados que, por la situación, están suspendidos? “​Si esa persona cumple el 100 % del trabajo acordado, debo pagarle su salario normal. No importa que no lo haga desde la oficina, sino desde su casa, aplica igual”.

“Ahora, si esa persona solo va a trabajar a tiempo parcial, si sólo cumple la mitad de la jornada, es posible convenir con esa persona que solo le voy a pagar el 50 % de su salario. Y yo puedo establecer para reportar a la TSS que esa persona me está trabajando media jornada y que yo le estoy pagando el 50 % del salario que estoy devengando, y así me evito problemas”, explica.

Pasan las semanas y esta crisis provocada por el coronavirus es cada vez más preocupante, sus consecuencias para las empresas y los empleados son más complicadas. Sin embargo, espero que estos valiosos consejos que nos brindó Paulino te sirvan para no caer en la trampa. Estoy seguro de que ya estás suficientemente complicado con la crisis como para buscarte más problemas.

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Qué preguntas responder antes de comprar una segunda vivienda

Emil Montás - EmilMontas.comEmil Montás - EmilMontas.comEmil Montás - EmilMontas.com

Cada día son más las familias que tienen el privilegio de hacer realidad el sueño de tener una segunda vivienda propia destinada al descanso. Esa fue, precisamente, la razón por la cual, hace más de una década, tomé la decisión de convertirme en un second home specialist cuando ingresé al universo digital. Hoy puedo decirte que fue la decisión más acertada de mi trayectoria.

La vida moderna no es fácil, y menos en nuestros queridos países latinoamericanos en los que el desorden y la falta de cultura, representada en conductas violentas e intolerantes, son pan de cada día. Por eso, el ser humano anda en la búsqueda continua de estrategias que le permitan huir de ese caos, que le den un respiro para recargarse, para encontrar algún oasis de felicidad.

En República Dominicana, gracias a Dios, tenemos muchas alternativas para cumplir con este objetivo. La bellísima naturaleza de la isla, la historia que se esconde de muchos lugares, las playas y las montañas, una rica y variada gastronomía y el más importante de sus atractivos: su gente. Por eso, son cada día más los que posan sus ojos en este paraíso cuando se bienestar se trata.

No en vano se sabe de varias figuras reconocidas del mundo de la farándula que desde hace años eligieron República Dominicana como el destino ideal para darse sus escapaditas. Por ejemplo, la cantante colombiana Shakira compró una propiedad en la que permanece no solo durante los tiempos de descanso, sino también cuando está en proceso de componer sus próximas canciones.

Y no son pocos los clientes que me solicitan que les ayude a conseguir la propiedad de sus sueños para su familia. Son clientes que están en República Dominicana, pero también en Estados Unidos, en Colombia, en Panamá y en otros países latinoamericanos. Y son clientes que muchas veces no saben con exactitud qué quieren, más allá del deseo de tener una casa en la playa.

Sin embargo, no es una cuestión tan fácil, pues hay una cantidad de variables que es necesario resolver para que ese deseo redunde no solo en una buena inversión, sino también en la plena satisfacción de tu cliente y, sobre todo, de su familia. ¿Una casa? ¿Un apartamento? ¿Un resort? ¿O mejor una casa en la montaña? Fíjate que hay una decisión importante para poder comenzar.

Tener una segunda vivienda dedicada al descanso es una inversión, pero también es una experiencia especial para el grupo familiar y, por eso, la prioridad es evitar errores que pongan en riesgo tu dinero y, lo más importante, el bienestar de tu familia. Por eso, cuando un cliente me pide que le ayude a conseguir una segunda vivienda me enfoco en responder algunas preguntas.

La primera, relacionada con el escenario: ¿cuáles son los gustos de la familia? ¿El golf? ¿La playa? ¿Las montañas? ¿La tranquilidad? ¿Quieren estar lejos del mundanal ruido? ¿Prefieren estar cerca de la zona urbana? Como verás, no es lo mismo un escenario que otro. Hay consideraciones que vale la pena tener en cuenta y que, en especial, deben ser resultado de una decisión familiar.

Esa es, precisamente, la segunda cuestión relevante: ¿es un deseo de toda la familia o se trata más bien de un capricho personal? Porque tú puedes elegir en qué gastas o inviertes tu dinero, pero si es algo que involucra a tu esposa e hijos, mejor cuentas con su opinión. Más de una vez la venta se dañó a última hora, cuando ya creíamos tener todo listo, porque la familia no estaba de acuerdo.

Un tercer interrogante importante es tu actual capacidad de pago: ¿vas a pagar de contado o tu intención es tomar una hipoteca? A todos nos gusta comprar de contado porque sabemos que de inmediato nos convertimos en propietarios, porque eludimos trámites y nos evitamos gastos y eventuales problemas. Sin embargo, hay que ser conscientes de que no siempre lo podemos hacer.

Adquirir una segunda vivienda destinada al descanso y al compartir es una experiencia que marca un momento importante en la vida de una familia. Por eso, no es una decisión que se pueda tomar a la ligera, sin considerar aspectos cruciales que van más allá del dinero. Antes de dar ese paso, responde las preguntas clave y, sobre todo, asesórate de un consultor idóneo.

​El Consejo de Emil

Además, comprar de contado no es una buena opción si el patrimonio familiar queda en riesgo, si tu flujo de efectivo se reduce demasiado. Ten en cuenta que la vida está llena de sorpresas e imprevistos y que, por lo tanto, siempre es conveniente tomar algunas precauciones, contar con un dinero que te permita enfrentarlos. Recuerda: la prioridad es el bienestar de tu familia.

Si no posees el dinero necesario para comprar de contado y no vas a habitar la propiedad más allá de una corta temporada de vacaciones o quizás algunos fines de semana a lo largo del año, entonces quizás sea una mejor opción pensar en rentar. Así, te evitas los compromisos y te da un tiempo para atesorar el capital que más adelante te permita cumplir el sueño de tu familia.

Otro interrogante: ¿casa o apartamento? ¿Playa o montaña? La casa te brinda privacidad y, si eres de esas personas a las que no les gusta tanto compartir con los vecinos, un apartamento puede no ser una buena idea. La playa es inspiradora y siempre nos ofrece la posibilidad de la diversión, a la vez que la montaña nos conecta con la naturaleza y nos brinda una sensación de tranquilidad inigualable.

Algo más: ¿piscina? ¿Un jardín amplio para que los niños jueguen con la mascota? ¿Una cocina amplia? ¿Quieres que haya una parrilla para preparar asados? En un conjunto de apartamentos estas zonas son compartidas, mientras que en una casa son exclusivas. ¿Cuál te interesa más? ¿Buscas, además, que esté cerca de la zona urbana para evitar desplazamientos largos?

Si tú eres esa persona interesada en una propiedad destinada al descanso, no puedes pasar por alto estos interrogantes. Asesórate de un consultor inmobiliario que entienda tus necesidades, que se conecte con su deseo y que, sobre todo, te guíe para que adoptes la mejor decisión para tu familia, la decisión más sana. No permitas que una mala asesoría convierta el sueño en pesadilla.

Si eres el consultor, recuerda que la prioridad, que la misión de tu trabajo no es cerrar una venta, sino satisfacer la expectativa de tu cliente. Esa venta puede ser el comienzo de una relación de beneficios mutuos y, por eso, no te obnubiles por una eventual comisión. Enfócate en brindar el mejor servicio posible y, sobre todo, en proporcionarle a esa familia una experiencia inolvidable.

Si deseas que te ayude a lograr cumplir tu sueños de tener un pedazo del paraíso, escríbeme.

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Emil Montás - EmilMontas.com

Hola. Acabo de llegar de Brasil, tras un viaje de trabajo y descanso. Fue una experiencia muy muy enriquecedora en muchos aspectos. Estuve varios días con otros emprendedores en un mastermind con Erico Rocha, organizado por Hotmart. Son increíbles los aprendizajes y poco a poco, a través de estos canales digitales, lo voy a compartir contigo, para que los aproveches.

Tengo que decirte que Brasil me impactó: es un país fabuloso, en especial, su gente. Pura amabilidad, pura cordialidad, puro sabor latino. Deliciosa la comida, también. Y para alguien acostumbrado a vivir en un país pequeño como República Dominicana, sus enormes ciudades son algo inconmensurable: llenas de modernismo, de colorido, de ruido y de oportunidades.

Estuve en Belo Horizonte, donde está la sede central de Hotmart, y aproveché para darme una pasadita por Brasilia, la capital, y por Río de Janeiro, con sus fantásticas playas (las de mi querida RD no tienen nada que envidiarles, seguro), su historia, su diversidad. Es una ciudad cosmopolita en la que se combinan los extremos de la vida moderna, tristemente con mucha pobreza.

Hubiera querido disponer de más tiempo para conocer más, para tener más contacto con la gente, para ir a otros lugares, pero no fue posible. Sin embargo, le agradezco a la vida por la oportunidad de estar allí, por el aprendizaje adquirido, por las relaciones fortalecidas, por las amistades que surgieron y porque sé que soy mejor emprendedor después de esta increíble experiencia.

Y eso, por supuesto, lo voy a compartir contigo. Este viaje, además, me sirvió para hacer un alto en el camino, para tomarme un respiro de la rutina cotidiana y para recargar las baterías de cara al reto más importante del año: laConvención de Emprendedores Inmobiliarios CDEI 2018. Faltan unos pocos días y cuanto más se acerca la fecha, más trabajo hay por hacer, hay más estrés.

Por eso, precisamente, me sirvió tanto el viaje a Brasil junto con mi esposa Gaudis. Este ha sido un año muy productivo, pero también muy intenso. Y falta lo mejor. Pero, imaginarás, el cansancio se va acumulando, el cuerpo se va cansando, la mente se va nublando. Y eso es algo que no puedo permitir, porque es justo en estos momentos en los que requiero mayor claridad y enfoque.

Emil Montás - EmilMontas.com

En estos tiempos modernos, en los que por obra y gracia de la tecnología estamos hiperconectados, no solo es justo, sino también necesario, desconectarnos un poco de la rutina. Tú eres el activo más importante de tu negocio, el único irremplazable: tienes que velar por tu salud, por tu bienestar.

​El Consejo de Emil

Mientras disfrutaba de Brasil, recordé algo que mis mentores me enseñaron, algo que muchos otros colegas pasan por alto: tan importante como trabajar mucho y ser disciplinado y constante es descansar y vivir la vida. Sí, la vida no es solo trabajo, no puede ser solo trabajo. También hay que abrir un espacio para gozar, para conocer otros lugares, para refrescar la mente.

En la antigüedad, los romanos acuñaron el término otium (ocio), para definir el tiempo libre que se ocupaba en actividades que no generaban compensación alguna. Era un tiempo bien visto, que se consideraba necesario dentro de la rutina. Sin embargo, los tiempos cambian y hoy en algunos ámbitos estos ratos de descanso se perciben como un privilegio, casi como algo exótico.

Y eso sí que está mal. De hecho, al menos una tercera parte de la vida la dedicamos al descanso, mientras dormimos. Y parte del resto del tiempo lo debemos destinar no solo a trabajar, sino también a alimentarnos de otras formas distintas: compartiendo con quienes amamos, haciendo lo que nos apasiona, visitando lugares desconocidos y, también, simplemente no haciendo nada.

Desde que somos niños, nos enseñan que tenemos que estudiar, que debemos ser profesionales y conseguir un trabajo, que necesitamos una familia y solo al final del viaje, con un poco de fortuna, podemos disfrutar del descanso. Esa es una de las razones por las cuales el mundo está tan loco: las personas no descansan, no se dan un tiempo para sí mismas, no se liberan de sus problemas.

Y, sin darse cuenta, sin conseguir evitarlo, se van volviendo irascibles, solitarias, agresivas. Su día a día no solo es rutinario, sino también caótico: lleno de discusiones, de dificultades, de golpes de la vida, de frustraciones. Luego aparecen las enfermedades que te van minando poco a poco y por último nos llega la parca, como dirían los españoles. Tristemente, así es la vida de muchos.

Por fortuna, la mía no es así. He aprendido que el trabajo es muy importante, porque de él dependen mi familia y las familias de mi equipo de colaboradores, pero también entendí que mi prioridad es cuidar de mí, de mi salud, en especial de la mental. Por eso, soy exigente en separar ratos de ocio, días sin trabajo, temporadas para compartir con mi familia y para estar solo.

A veces, especialmente cuando la intensidad del trabajo está en la cresta de la ola, como en estos días previos a la CDEI 2018, hay que hacer un alto, tomarse un respiro, darse un tiempo. Eso fue lo que hice en Brasil y ahora de regreso a República Dominicana me siento recargado al 200 %, listo para enfrentar este reto que es una gran responsabilidad, pero que también es apasionante.

Una de las enseñanzas más útiles que recibí de mis mentores es que el éxito en la vida y en los negocios radica en el equilibrio: huir de los excesos, de los extremos. El tiempo que está destinado a trabajar, hacerlo con toda la pasión y las ganas del mundo; el tiempo que dedicas a descansar, aprovecharlo para retroalimentarte, para enriquecerte de otras fuentes. Dime: ¿tú descansas?

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No busques ser perfecto: ¡enfócate en servir mejor!