Un solo gesto de gratitud es suficiente para sentir la satisfacción por el deber cumplido. Pero cuando termino una charla con un auditorio lleno y veo cómo las personas se retiran sonrientes y me retribuyen con un cálido y sincero “¡Muchas gracias, Emil!”, sé que valió la pena. Esa fue la sensación que experimenté al concluir la conferencia Vender Casas Desde Casa, en Bogotá.
Tengo que hacerte una confesión: yo fui el primer sorprendido. El salón que nos brindó Hotmart estaba preparado para 50 personas, el máximo de su capacidad, pero ingresaron 80. Era el primer contacto que tenía con el mercado inmobiliario colombiano y tengo que decir que se superaron mis expectativas más optimistas. Estas personas están llenas de entusiasmo y de gran energía.
Aunque tengas una larga trayectoria, aunque hayas estado decenas de veces en el escenario, cada conferencia es una nueva experiencia, una experiencia distinta. Y esta, te lo digo con humildad y con honestidad, fue muy enriquecedora. Era una oportunidad que esperaba desde hace tiempo y le agradezco a la vida que haya resultado tan gratificante. ¡Es el comienzo de grandes cosas!
Los latinoamericanos tenemos un ADN común que nos conecta de maneras maravillosas. Una de ellas es la posibilidad de compartir lo que somos, lo que tenemos, lo que hemos aprendido, y ponerlo a disposición de otros para ayudarlos a solucionar sus problemas. Que en esencia son los mismos que tú tienes, que yo tengo. Y eso, precisamente, fue lo que percibí en mi visita a Bogotá.
Tuve un público diverso: jóvenes con espíritu emprendedor que ven en el negocio inmobiliario una oportunidad para cumplir sus sueños de tener un negocio propio y generar recursos económicos que les den libertad financiera y adultos con experiencia en el mercado, pero con la pasión y los sueños intactos. Hombres y mujeres dispuestos a ser los mejores consultores inmobiliarios.
Fue un experimento maravilloso posible solo gracias al poder de internet. Realicé una campaña exprés en Facebook e Instagram y los resultados fueron increíbles: llegaron algunas personas que habían escuchado de Emil Montás, pero también muchos otros que no sabían nada de mí, pero que desean avanzar en la profesión que escogieron para cumplir sus sueños y ser exitosos.
Comencé en el mundo inmobiliario cuando era muy joven y pronto cometí el error de creer que me las sabía todas. La vida me demostró que no era así y desde entonces entendí que soy un aprendiz eterno, más que un maestro. Hoy tengo el privilegio de aprender más de lo que enseño y esa es una de las lecciones más valiosas que puedo brindarte. ¡Nunca te canses de aprender!
El Consejo de Emil
Y ese poder de internet, de la tecnología y de las estrategias que nos permiten trabajar desde cualquier lugar y conectarnos con nuestros clientes así estemos a miles de kilómetros de distancia fue lo que puse a disposición de estas increíbles personas. Vender Casas Desde Casaes un programa que solo cobra sentido cuando les sirve a otras personas a alcanzar sus metas.
Había estado en Colombia en otras oportunidades, había tenido contacto con el mercado a través de internet y una vez tuve la oportunidad de tomar un café y conversar con algunas personas que hacen parte del Club de Emprendedores Inmobiliarios (CDEI). Sin embargo, no había tenido la ocasión de hacer una charla ante un público selecto, entusiasta y comprometido como este.
Te lo repito: es el comienzo de grandes cosas. Fue un primer paso en el que espero sea un largo camino de compartir conocimientos, experiencias, vivencias y aprendizajes. Hoy sé que hay mucho por hacer en Colombia, que hay un mercado que necesita mejores consultores inmobiliarios, mejor capacitados y apalancados en las herramientas y recursos que nos ofrece la tecnología.
Esa, créeme, es una ganancia invaluable. Cada una de las personas que abandonó el recinto con una sonrisa y un agradecimiento representa un compromiso para mí y quienes me acompañan en esta labor. Como dice el popular éxito de Wilfredo Vargas, ilustre compatriota y embajador del merengue, ¡volveré! Sí, volveré a Colombia porque compartimos un sueño, una pasión.
Si fuiste uno de quienes estuvo presente en la conferencia, de nuevo mi gratitud por la gentileza de haber estado conmigo ese tiempo, esa tarde en un día laboral. También, por tu entusiasmo, por tu compartir tu conocimiento, por tus ganas de aprender y ser mejor cada día, por tu vocación de servicio. Estoy seguro de que si nos damos la oportunidad podemos conformar un gran equipo.
Si en esta oportunidad no pudiste acompañarme, te pido que, por favor, estés pendiente de mis publicaciones en las redes sociales, porque volveré para que me ayudes a construir ese sueño por el que nos encontramos. Quizás en uno de mis próximos viajes a Colombia seas uno de aquellos a los que pueda estrechar la mano y darle las gracias por haber sido parte del auditorio.